GANDHI Y LA DESCOLONIZACION DE LA INDIA
Sólo hay un sabio en nuestro siglo:
es Gandhi", decía Einstein. El homenaje tiene su peso, viniendo
del inventor arrepentido de la bomba atómica. El "pequeño hombre
débil", que según la expresión de Romain/Rolland, "levantó a 300
millones de hombres, estremeció al Imperio británico y creó el movimiento
más fuerte en la política humana desde hace casi 2.000 años", ha
encontrado posiblemente la respuesta al desafío de las armas nucleares
en la misma época en que ellas han sido puestas a punto. Efectivamente,
ha sido Gandhi quien ha puesto en práctica por primera vez, en una
lucha política de gran envergadura el principio de la no-cooperación,
base de la estrategia de lucha noviolenta.
FALSAS IDEAS A DISIPAR
Muchas caricaturas de Epinal han deformado la figura
de Gandhi, en quien se ha visto muy a menudo a un santo, sin ver
a un estratega.
La noviolencia gandhiana coge de las tradiciones
religiosas orientales el principio del respeto a la vida, pero es
completamente de inspiración occidental: la noviolencia no invita
a la meditación fuera de los conflictos, sino a la lucha ofensiva
contra la injusticia.
La liberación de la India, primera nación descolonizada
del S. XX, es con frecuencia presentada como un favor del juego
limpio de los caballeros ingleses. Es ciertamente claro que Inglaterra
no era la Alemania Nazi, que la lengua inglesa ha sido paradójicamente
el vehículo de las aspiraciones independentistas en medio de un
inmenso mosaico de lenguas y de dialectos y que la II Guerra Mundial
ha favorecido en todos los continentes la emancipación de las naciones
colonizadas.
Sin embargo, Mountbattan sólo fue designado para
organizar la retirada de Inglaterra cuando el acontecimiento de
la independencia era ya inevitable, y este desenlace era ya evidente
después de la "marcha de la sal" en 1930 y con la elección en 1936
de un parlamento donde el Congreso , partido independentista, había
obtenido una mayoría aplastante.
Para medir la importancia que tenía para Inglaterra
la más bella de sus colonias hay que leer las obras de Kipling,
según él "la misión de gobernar la India ha sido puesta, por un
impenetrable designio de la providencia, sobre los hombros de la
raza inglesa" (1889). Hay que escuchar a Churchill proclamando que
"la pérdida de la India supondría para Inglaterra un golpe fatal
y definitivo. Es parte de un proceso que nos reduciría a ser una
nación insignificante" (1931). Pensemos que el Imperio británico
en enero de 1947 agrupaba a 563 millones de hombres, de los cuales
350 eran indios, y que ni Cesar ni Alejandro ni Carlo Magno habían
reinado sobre un imperio semejante