lunes, 23 de noviembre de 2015

GANDHI Y LA DESCOLONIZACION DE LA INDIA

GANDHI Y LA DESCOLONIZACION DE LA INDIA
Sólo hay un sabio en nuestro siglo: es Gandhi", decía Einstein. El homenaje tiene su peso, viniendo del inventor arrepentido de la bomba atómica. El "pequeño hombre débil", que según la expresión de Romain/Rolland, "levantó a 300 millones de hombres, estremeció al Imperio británico y creó el movimiento más fuerte en la política humana desde hace casi 2.000 años", ha encontrado posiblemente la respuesta al desafío de las armas nucleares en la misma época en que ellas han sido puestas a punto. Efectivamente, ha sido Gandhi quien ha puesto en práctica por primera vez, en una lucha política de gran envergadura el principio de la no-cooperación, base de la estrategia de lucha noviolenta.
FALSAS IDEAS A DISIPAR
Muchas caricaturas de Epinal han deformado la figura de Gandhi, en quien se ha visto muy a menudo a un santo, sin ver a un estratega.
La noviolencia gandhiana coge de las tradiciones religiosas orientales el principio del respeto a la vida, pero es completamente de inspiración occidental: la noviolencia no invita a la meditación fuera de los conflictos, sino a la lucha ofensiva contra la injusticia.
La liberación de la India, primera nación descolonizada del S. XX, es con frecuencia presentada como un favor del juego limpio de los caballeros ingleses. Es ciertamente claro que Inglaterra no era la Alemania Nazi, que la lengua inglesa ha sido paradójicamente el vehículo de las aspiraciones independentistas en medio de un inmenso mosaico de lenguas y de dialectos y que la II Guerra Mundial ha favorecido en todos los continentes la emancipación de las naciones colonizadas.
Sin embargo, Mountbattan sólo fue designado para organizar la retirada de Inglaterra cuando el acontecimiento de la independencia era ya inevitable, y este desenlace era ya evidente después de la "marcha de la sal" en 1930 y con la elección en 1936 de un parlamento donde el Congreso , partido independentista, había obtenido una mayoría aplastante.
Para medir la importancia que tenía para Inglaterra la más bella de sus colonias hay que leer las obras de Kipling, según él "la misión de gobernar la India ha sido puesta, por un impenetrable designio de la providencia, sobre los hombros de la raza inglesa" (1889). Hay que escuchar a Churchill proclamando que "la pérdida de la India supondría para Inglaterra un golpe fatal y definitivo. Es parte de un proceso que nos reduciría a ser una nación insignificante" (1931). Pensemos que el Imperio británico en enero de 1947 agrupaba a 563 millones de hombres, de los cuales 350 eran indios, y que ni Cesar ni Alejandro ni Carlo Magno habían reinado sobre un imperio semejante

 
 
 

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